Desde que inició el Proyecto hidroeléctrico de El Quimbo en el Huila, la población de Gigante ha reconocido una serie de transformaciones urbanas del Municipio.
Con la llegada de trabajadores a la represa han aumentado los índices de delincuencia, aumentando la drogadicción, los escándalos, los establecimientos de expendios de bebidas y sitios de prostitución. Lo que ha puesto en vulneración a mujeres y adolecentes de la población.
Sumado a esto la vida se hace más costosa, el precio de los alimentos ha subido, los arriendos y las casas están elevas y el valor de la tierra se ha duplicado. De igual forma la economía de la población también está afectada con la disminución en las ventas de comerciantes de chatarrerías, insumos agrícolas y veterinarias.
Los transportadores también se declaran afectados, se ha disminuido su servicio. Los mecánicos han pedido trabajo por la llegada de modernas camionetas. Hasta los albañiles, carpintero y ebanista han sufrido afectaciones porque la madera se hace más costosa.
Mi familia vive de la madera y ahora es más difícil vivir

Uno de los sectores que ha sufrido la crisis económica que trae la hidroeléctrica El Quimbo, son los que desarrollar el oficio de la carpintería, un arte del que viven muchas familias. En esta familia todos se vinculan a esta actividad, el padre hace el tallado, la madre apoya el lijar y los hijos en su tiempo libre apoyan las labores. Sin embargo, el costo de producción se ha aumentado, los cerrajeros ya no cortan madera en la zona y por lo tanto los precios, y buena madera se ha encarecido y el producto reducido. Los ebanistas de Gigante se declaran afectados por esta represa.
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